¿Cuándo debes cambiar tu cepillo de dientes?
Cambiar el cepillo de dientes unas 3-4 veces al año.
La razón principal para cambiar el cepillo de dientes es que tienen una vida útil y un tiempo de uso determinados. Se debe suponer que con el tiempo, una gran cantidad de bacterias se acumulan en las cerdas, además, su desgaste cambia la forma de las mismas, que con el tiempo ya no serán efectivas para limpiar y eliminar la placa bacteriana. Sin eliminar la placa bacteriana, nuestra cavidad oral corre el riesgo de sufrir una enfermedad periodontal. Así que, si queremos evitarlo, tenemos que plantearnos cambiar el cepillo de dientes unas 3-4 veces al año.
Ojo con las gripes y resfríos
También es importante cambiar el cepillo de dientes después de un resfriado, gripe, infección bucal o dolor de garganta. Los patógenos de estas enfermedades pueden acumularse en las cerdas y causar una reinfección. Después del cepillado, asegúrese de dejar el cepillo al aire para que se seque para evitar que crezcan gérmenes. No se nos permite cubrirlo con una funda de plástico cuando está mojado. El nuevo cepillo de dientes es hasta un 85% más eficiente.
la importancia de la pasta dental Pasta dental
También es importante elegir el dentífrico adecuado en función de las necesidades de la cavidad bucal. Por ejemplo, se recomienda una pasta de dientes que contenga nitrato de potasio para pacientes con dientes sensibles porque despolariza el nervio, protegiéndolo de las secreciones que causan dolor.
En pacientes con gingivitis, la pasta dental debe contener triclosán. Triclosan es un agente antibacteriano (no recomendado para niños menores de 6 años) que regenera y tonifica las encías. Si el paciente es propenso a las caries, una pasta dental que contenga estaño o fluoruro de sodio reducirá la acidez de la placa y la saliva, evitando la desmineralización del esmalte dental.
Cambiar su cepillo de dientes periódicamente y elegir la pasta de dientes adecuada ayudará a mantener sus dientes sanos, siempre y cuando se cepille los dientes limpios. Debemos limpiar cada diente y tallar todos sus bordes, estando atentos a cada movimiento para no dejar huecos. El tiempo mínimo de limpieza es de 3 minutos. Debes dedicar unos 30 segundos a cada cuarto de la boca. La lengua y las encías también deben limpiarse, pero con más delicadeza.
Y debes cepillarte los dientes después de cada comida, al menos 3 veces al día, combinado con un cepillado nocturno con hilo dental y enjuague bucal para una limpieza profunda.